Cuando todo esta en silencio,
la noche inunda tus ojos,
de un azabache muy necio,
los oídos se quedan sordos.
Sentada en esa butaca,
creyendo que algún día volverá.
Que la gente ya no ataca
y el ruiseñor pronto sonara.
Pero ya por eso no sonríes
solo buscas sus labios
y por eso aun vives.
Como unos sabios,
los poetas del amor
los que escriben al sentido,
los que describen el sabor.
Y ya él solo es buen amigo,
y sus ojos te hacen suspirar,
y sus andares te enloquecen
y no puedes dejarlo de amar...
Él te dio tus versos,
su risa y tu cantar.
L.Linkon
la noche inunda tus ojos,
de un azabache muy necio,
los oídos se quedan sordos.
Sentada en esa butaca,
creyendo que algún día volverá.
Que la gente ya no ataca
y el ruiseñor pronto sonara.
Pero ya por eso no sonríes
solo buscas sus labios
y por eso aun vives.
Como unos sabios,
los poetas del amor
los que escriben al sentido,
los que describen el sabor.
Y ya él solo es buen amigo,
y sus ojos te hacen suspirar,
y sus andares te enloquecen
y no puedes dejarlo de amar...
Él te dio tus versos,
su risa y tu cantar.
L.Linkon