Un trago, un trago por favor,
que Dios sabe el hedor
que va dejando mi corazón.
Al pasar al compás del son
de una música de Blues mulato,
una música como la que da mi gato.
Necesito alcohol en un bar cerrado,
para curar este triste corazón errado.
Y si solo esta tristeza fuera mi máximo exponente,
dejaría que me curaran uno de tus besos decentes.
No entiendo porque al final y sin pensar,
mis rimas acaben hablando de nuestro amar.