domingo, 11 de octubre de 2009

Poema corto

Un trago, un trago por favor,
que Dios sabe el hedor
que va dejando mi corazón.
Al pasar al compás del son
de una música de Blues mulato,
una música como la que da mi gato.
Necesito alcohol en un bar cerrado,
para curar este triste corazón errado.
Y si solo esta tristeza fuera mi máximo exponente,
dejaría que me curaran uno de tus besos decentes.
No entiendo porque al final y sin pensar,
mis rimas acaben hablando de nuestro amar.

viernes, 2 de octubre de 2009

Para él

En una ciudad desconocida, en una calle por nombrar, en un piso demasiado pequeño para ser encontrado y en una habitación de una sola cama. Allí en un lugar tapado, se ocultaba una pareja.
Él era alto, con una enorme espalda y de piel morena. Tenia unos brazos musculados y fuertes, suficientemente fuertes como para alzarla en un Evohé y que ella al instante se trasladara al mismísimo cielo. Pero faltaba una cosa y la más importante, sus ojos. Sus ojos eran marrones, tenían un tono tirando al azabache pero las facciones que los marcaban hacían que ella se volviera enamorar de él cada vez que los admiraba.
Ella era de estatura media, bastante rellenita y de piel sensible. Tenia unos senderos que le llegaban hacía las manos, las manos llegaban a los dedos y de ellos salían tecleados mil versos de amor para él. Ella normalmente se preocupaba o se enfadaba por demasiadas cosas. Pero después se sentía mal por ello.
Después de llegar al final y dejar que la fuente del flujo se abra al exterior. Los dos estaban unidos por una sola unidad, pareciendo un solo cuerpo. Él le barria los poros de su espalda con la punta de los dedos. A ella le encantaba y estaba dispuesta a escribir el verso más romántico del mundo en su pectoral, pero no podía, no existía. De pronto un sonido acompañado de una vibración le alertaba que la buscaban.
Al apretar el verde botón supo que tenía que volver a casa si no quería un castigo seguro. Puso siempre la misma excusa, “estoy en la biblioteca, madre”. Su madre nunca pudiera pensar que estaba acostada con un hombre el cual era mucho más grande que ella. Se puede decir que ella, a veces no se puede creer que está junto al hombre que ama.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Entre el relax

Mi bello se levanta al notar que mis pies entran en contacto con un lago de agua caliente. Sin darse cuenta el se encuentra dentro de la bañera de agua, que por consiguiente se ha llenado, gracias a mi volumen corporal, 4 ó 5 centímetros más. En el instante intento recordar la ultima vez que me di el gusto de sumergirme en una relajante media hora de placer sin estorbos. Aunque antes de entrar en ella me he tenido que pelear un par de veces con el viejo calentador que reside en mi cocina, no estoy enfadada, todo lo contrario, estoy muy relajada. Cierro los ojos y me sumerjo dentro de ese líquido transparente que rodea mi cuerpo, y sin querer mi cabeza se va.
Yo estaba en mi propia salsa, relajada, sin problemas o en ese momento no me acordaba de ellos. Estaba encerrada entre la pared y la cortina de la bañera. Pero en el mundo había más personas y empecé a pensar que es lo que ellas estarían haciendo en ese momento.
Seguramente habría gente que se estarían relajando como ella. Otros humanos estarían trabajando estregadamente para poderse destacar, también habría los que estarían en el paro, sentados en sus magníficos sofás. Seguramente también están los que se divertirían engañando a su supuesto amor. Muchos amantes que han encontrado otra mujer el rumbo. En el momento me entra una gran tristeza, solamente al pensar que mi amante estaría entre ellos. Pero conservo la fe en él. Habría los recién casados que seguramente estarían pasando la luna de miel en un hotel de dos estrellas.
Me fascina la gente que hay en el mundo y lo que pueden estar haciendo simultáneamente a lo que hago yo. El agua ya se está templando y lentamente se enfría. Me levanto y abro el teléfono para darme la ultima remojada.¡Maldito calentador, el jodido ya me ha hecho volver a la realidad! Mientras su agua fría me moja el cuerpo voy olvidando todo lo que he pensado.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Benedetti siempre





Un lunes oscureció,

y tu alma descansó.

El sol fue tapado por las nubes,

pero la luna no salió, no acudió.

El oscuro duelo se instaló en mi corazón,

y tu recuerdo en mi mente,

me hacía perder la razón.

Pero aún estoy consciente,

aunque tu pluma ya no puede soñar,

mi alma con tus versos aún puedes estampar.

Tu tierra, tus sueños, tu cantar...

Fuente de inspiración,

fuiste para mí un patrón.

Benedetti, te marchaste,

pero yo prometo amarte.

Seguire amándote eternamente,

y tus versos seguirán en mí mente.

Sin que los fantasmas de Machado me estorben,

seguiré mi camino, de letras y rimas que entonen.